Chalk Paint

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Los muebles antiguos tienen un encanto inigualable. La calidez de las maderas, el aroma, la elegancia de las formas, cada detalle expresa la dedicación y el esmero de un trabajo hecho con arte. Por eso mismo han sobrevivido al ajetreo de los años, las mudanzas, el abandono o los accidentes… ¡Qué historias peregrinas podrían contar estos muebles!

Pero no pretendo hablar de piezas de estilo singular, sino de esos muebles más o menos antiguos, auténticos sobrevivientes que, por distintos azares de la vida, acaban por encallar en nuestra casa. ¿Quién no ha heredado un aparador, un ropero algo desvencijado, o una mesilla de los abuelos? Heredado… o comprado expresamente, con la sola finalidad de disfrutar de un objeto bello en sí mismo, anacrónico y evocador.

La Pajarita Chalk Paint

Casi siempre, estos muebles necesitan algunos ajustes y a veces también les sienta un cambio de look.  Una manera sencilla de renovar estas piezas es pintándolas. Y aquí es donde entra en escena la pintura conocida como chalk paint (o efecto tiza), de Annie Sloan, una dama inglesa, radicada en Oxford, y un referente ineludible de la pintura decorativa. Ella creó la pintura chalk paint y también ha escrito libros de gran difusión en el mundo de la decoración.

Las ceras y pinturas a la tiza se comercializan bajo distintas marcas. Mi intención aquí es señalar un reconocimiento a la artista que las popularizó, y agregar que este tipo de pintura me ha parecido una opción estupenda para pequeños y también más ambiciosos proyectos.

Leyendo aquí y allá, descubrí que una pintura en cierto modo similar (por su componente de tiza) ya se usaba en la Edad Media, aunque vinculada al dibujo y a la técnica del pastel, pero ésta es otra historia…

 

 

 

Básicamente, la chalk paint es una mezcla de pintura al agua y escayola. Sus cualidades son innumerables, por ejemplo, el componente de yeso hace que no sea necesario lijar previamente la madera, ya que cubrirá los rayones y las marcas e incluso las manchas que pudiera tener. Se trata de una pintura ecológica, dado que no contiene componentes tóxicos, y por eso se puede pintar en interiores sin riesgo.

 

 

También se puede usar en objetos de metal, mimbre, vidrio, cerámica y casi sobre cualquier superficie dura. Seca rápidamente y es muy fácil de aplicar. Con esta pintura no importará mucho si carecemos de práctica con el pincel, porque tiende a unificarse logrando un efecto mate, de textura ligeramente empolvada y pareja.

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Pero hay un detalle importante: la chalk paint necesita un acabado de cera o barniz porque la escayola tiende a absorber las manchas, podría retener la humedad y también descascararse si no atendemos a su terminación lijando entre manos y aplicando la cera, para lograr un tenue brillo de protección.

El fin de semana voy a emprender la tarea de pintar una silla Thonet que vivió largos años en una Iglesia, hasta que fue sustituida y abandonada a su suerte. La silla tiene notorias marcas de descuido y varias restauraciones calamitosas. Ya la he limpiado, le puse un producto para eliminar cualquier rastro de bichos y aseguré las partes flojas con una buena cola de carpintería. No obstante, yo solo voy a usarla como perchero. Industriosa sí, pero también previsora, como Don Quijote con su celada…

Ésta es la imagen inspiradora:

Chalk paint es una opción interesante, sobre todo cuando se trata de rescatar alguna pieza rústica, o un mueble antiguo (o moderno) al que le vendría bien un cambio de imagen. La suavidad y la armonía de los tonos pastel logran un efecto Shabby Chic, realmente encantador.

En algunos casos, se da una lija muy fina en aquellas partes que se presume tendrían más desgaste, con el propósito de darle una apariencia más vintage. También se presta para diversas técnicas de decorado aplicando una plantilla esténcil, o papel decoupage.

 

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Pero… ¿se atreverían con un piano? Este podría ser el resultado:

 

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