El poder del cuerpo

Me encanta esa expresión de exultante vitalidad, donde no se vislumbra el menor deseo o presunción de ser otra cosa más que ella misma. Libre de la aspiración de verse más joven, con menos de esto o más de lo otro. Esta fotografía ha logrado captar una certeza interna, habla de equilibrio, de autoaceptación y de autoestima. Habla de belleza y auténtico poder.

Clarisa Pinkola Estés escribió:

“El poder cultural del cuerpo es su belleza, pero el verdadero poder que hay en el cuerpo es algo extremadamente insólito, pues casi todas las personas lo han alejado de sí con las torturas a que someten la carne o con la vergüenza que ésta les produce.

Bajo esta luz la mujer salvaje puede indagar en la numinosidad de su propio cuerpo, comprenderlo y verlo no como un peso que estamos obligadas a soportar durante toda la vida, no como una bestia de carga –mimada o no- que nos lleva por la vida, sino como una serie de puertas, sueños y poemas a través de los cuales podemos aprender y conocer toda suerte de cosas.

En los cuerpos no hay ningún “tiene que ser”. Lo importante no es la estatura, la forma o los años y ni siquiera el hecho de tener un par de cada cosa. Lo importante desde el punto de vista salvaje es si el cuerpo siente, si tiene una buena conexión con el placer, con el corazón, con el alma, con lo salvaje. ¿Sabe ser feliz y estar alegre? ¿Puede moverse a su manera, bailar, menearse, oscilar, empujar? Eso es lo único que importa.”

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